“Solidarność”, cuarenta años después
31.08.2020
Reflexiones del Embajador Maciej Ziętara en torno al aniversario del Solidaridad.
El 31 de agosto de 1980, en el puerto de Gdansk, se firmaron los acuerdos entre el gobierno comunista y los representantes del sindicato Solidaridad, liderados por Lech Walesa. Las autoridades accedieron a legalizar el Sindicato Autónomo Independiente Solidaridad —la primera organización en el bloque comunista que no se regía por las directrices del partido único—. El acuerdo fue la consecuencia de una ola de huelgas que en julio y agosto del 1980 abarcaron la mayor parte del país.
La “revolución pacífica” de los obreros polacos ponía en jaque el sistema del socialismo real, revelando su carácter totalitario, ineficiencia económica y privación de los ciudadanos de libertades fundamentales.
En el corazón de las demandas de los trabajadores se encontraban cuestiones sociales: el salario justo, el derecho de huelga, la autogestión de las empresas; no obstante, el sindicato exigía también la libertad de expresión y la liberación de los presos políticos.
“Solidarność” se convirtió en el movimiento de liberación nacional de casi 10 millones de polacos, opositor al poder comunista y a la dependencia de la Unión Soviética.
El año 1981 significó una erupción del activismo de la sociedad civil. La democratización de los ciudadanos no fue acompañada por el movimiento análogo del poder político. En diciembre del 1981 los comunistas ejecutaron un autogolpe de Estado, arrestando a miles de activistas.
El sindicato siguió funcionando en clandestinidad. A pesar de las represiones, los sindicalistas nunca consideraron el uso de violencia para lograr el cambio político.
En 1983, Lech Walesa fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. El movimiento recibió la ayuda del mundo democrático, lo apoyaron personajes tan diversos como Juan Pablo II, Bono o Michel Foucault. En México, como en otros países, se estableció el Comité de Ayuda a “Solidarność” que enviaba ayuda a los sindicalistas.
Tras una nueva cadena de huelgas, en 1989 la oposición logró un acuerdo negociado con el gobierno sobre la convocación de las primeras elecciones parcialmente libres, en las que triunfaron los candidatos de Solidaridad. Se conformó el primer gobierno democrático en el bloque comunista, pavimentando el camino a la transformación de la Europa Central.
“Solidarność” ejerció una influencia en otros movimientos sociales en contra del autoritarismo. El mensaje de libertad, cambio pacífico e igualdad de derechos caló muy hondo en la oposición democrática en países como Checoslovaquia o Chile. ¿Qué queda verdaderamente de la herencia de Solidaridad? Sin duda, muchos de los postulados del sindicato forman parte de las leyes laborales de los países democráticos.
No obstante, sigue pertinente el mensaje de no violencia en el quehacer político. De igual manera, parece viable retomar algunos elementos del pensamiento de “Solidarność” para enfrentar problemas actuales, como las drásticas diferencias de ingresos.
La idea de la convergencia de diferentes grupos sociales en busca del bien común se opone a la distopía de una sociedad sin clases, pero también cuestiona el darwinismo capitalista.
En relaciones internacionales, el apego a la solidaridad supone la ayuda mutua —no condicionada por la ganancia económica—, el acceso a los recursos para los países menos favorecidos, el apoyo a las personas perseguidas por razones políticas, el respeto al derecho internacional. Puede sonar utópico, pero es imprescindible.